Alberto Pina
Alberto Pina
Alberto Pina nació en Atenas en 1971. Su interés por el dibujo y a la pintura comenzó a una temprana edad. En 1994 se licenció en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid. Durante su periodo de aprendizaje la mayor influencia sobre las ideas artísticas de Pina se debe a Francisco Cortijo, un maestro que le mostró el placer por el trabajo personal y cuidadoso dentro del estilo figurativo. Una vez acabados sus estudios académicos, y tras unos pocos años de experiencia profesional independiente, Pina residió durante el curso académico 2002-2003 en la Academia de España en Roma. En 2003 le fue concedida la beca Mariano Fortuny y realizó una estancia artística de tres meses en Venecia. Al final de dicha estancia, los óleos de Pina fueron objeto de una exposición individual en la galería de arte veneciana Bugno Art.
Tras regresar a España, Pina ha desarrollado una intensa actividad artística en su estudio en Madrid y sus obras son expuestas con regularidad en la galería madrileña Utopia Parkway. Por otro lado, numerosas instituciones públicas albergan obras de Pina. Entre ellas cabe destacar el Museo Municipal de Madrid, el Museo de Arte Contemporáneo Unión Fenosa de La Coruña y el Museo Municipal de Albacete. Artistas y críticos de arte prominentes como, por ejemplo, el pintor realista Antonio López, los ex-comisarios del Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía Carlos Pérez y Juan Manuel Bonet, el director del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid Guillermo Solana, o el escritor y comisario Enrique Andrés Ruiz, han reconocido y admirado públicamente el valor artístico de la obras de Pina.
La obra pictórica de Pina incluye retratos, naturalezas muertas, paisajes y visiones urbanas. Mientras los retratos que hace Pina de sus familiares y amigos tienen un alto contenido psicológico, sus naturalezas muertas muestran un perfecto equilibrio geométrico en el que una intención metafísica, similar a aquella de algunas pinturas de Di Chirico, coexiste con una serena melancolía. Sin embargo, es en los paisajes y visiones urbanas donde Pina muestra realmente todas sus ideas filosóficas y estéticas. En estas pinturas se representan espacios amplios y solitarios donde la presencia de figuras humanas es tan solo ocasional. Aunque las vistas de puentes, calles, casas abandonadas o suburbios de Pina podrían recordar a algunas pinturas de Edward Hopper, una contemplación atenta revela diferencias fundamentales. Donde Hopper normalmente enfatiza el carácter inhóspito y desolado de las áreas urbanas, Pina nos muestra la vida cotidiana que transcurre en ellas, como si las personas acabaran de abandonar la escena que estamos observando. Como el crítico Carlos Pérez ha resaltado, en la pintura de Pina se puede reconocer la “atmósfera inquietante, irritante y obsesiva de la Nueva Objetividad”, lo que refleja claramente el interés de Pina por mostrar la realidad en su amplia y convencional normalidad.